La película Utama representa un hito en el cine boliviano contemporáneo, al conjugar estética, territorio y cultura andina a través de una historia íntima filmada en Colcha K, Potosí.
En el corazón del altiplano boliviano, donde el viento y la tierra narran historias milenarias, nació Utama, una producción cinematográfica que refleja la identidad del país desde su paisaje, su gente y sus silencios. La obra, aclamada a nivel internacional, se distingue no solo por su valor artístico, sino también por el trabajo colaborativo con comunidades locales que dieron vida a un proyecto profundamente enraizado en la cultura boliviana.



Una comunidad como protagonista
La realización de Utama implicó una transformación real del entorno. Casas, corrales y sembradíos fueron construidos en Colcha K, en colaboración directa con sus habitantes. La utilería se conformó con objetos prestados por familias de comunidades aledañas, cargados de memorias propias. Cada rincón del set evocaba una narrativa auténtica, y cada objeto, desde una puerta hasta una vasija, formaba parte de la vida cotidiana del altiplano.
Luisa Quispe y la representación de lo ancestral
El papel de Sisa, interpretado por Luisa Quispe, destaca por su carga simbólica y emocional. Inspirada en la esencia femenina del altiplano, su personaje recorre paisajes teñidos de tonos de quinua, atardeceres naranjas y silencios densos. La actuación de Quispe se entrelaza con la tierra, convirtiéndose en una expresión genuina de las mujeres que habitan este territorio.



Una obra colectiva tejida con afecto y memoria
Utama no solo es cine: es también un homenaje al trabajo colectivo, a la sensibilidad artística y a las historias no contadas de Bolivia. Es una película que rescata el valor de lo cotidiano, la dignidad de los pueblos originarios y la belleza de una vida marcada por la conexión con la naturaleza.